La acción transcurre en un periodo de dos semanas, aproximadamente, mientras dura el Campeonato Mundial de fútbol de Argentina (1978). Félix Chacaltana (el protagonista de la obra Abril rojo, del mismo autor, Premio Alfaguara de Novela, 2006) trabaja en el archivo del Poder Judicial de Lima, capital de Perú, y es asistente de archivo. Félix, un hombre meticuloso en el desempeño de su trabajo, pero con dificultades para afrontar determinadas tareas relacionadas con el amor y las relaciones familiares, es el protagonista del libro. A lo largo de la historia, veremos cómo experimenta cambios notables. A medida que aumenta su protagonismo, aumenta también su dominio de las situaciones que le toca vivir; totalmente inesperadas para él, y muy lejos del trabajo rutinario y burocratizado del archivo.
Joaquín Calvo, profesor de universidad y amigo de Félix, aparece muerto. Y ahí comienza su viaje investigador intentando averiguar quién había matado a su amigo. En ese periplo irán apareciendo otras personas: la amante de Joaquín, Susana Aranda, esposa a su vez del almirante Héctor Carmona, quien requerirá los servicios de Félix para despejar algunas incógnitas o clarificar algunas informaciones. Conocerá al padre de Joaquín, un español llamado Gonzalo y otro español-argentino: quien bajo el sobrenombre de Mendoza, escondía su apellido Miralles. Conoceremos a la dominante madre de Félix y a su novia Cecilia, así como la relación singular que mantiene con aquélla y con ésta.
Los capítulos del libro –lo señalo como curiosidad- llevan por título los enfrentamientos deportivos de la selección peruana, en aquel mundial. El primero se titula “Perú-Escocia” y el penúltimo, “Perú-Argentina” (los aficionados de más de cuarenta años, recordarán aquel partido que acabó con la victoria argentina, por 6 goles a 0 y su pase a la final con Holanda…) Al hilo de lo dicho, uno de los protagonistas del libro dice en un momento: “Este país es incapaz de organizarse para nada útil, pero frente a un partido de fútbol, actúa con la disciplina de un ejército”.
En los años setenta del pasado siglo, los países del cono sur de América del Sur estaban comprometidos entre ellos en la “Operación Cóndor”, con la que pretendieron desarticular las alternativas políticas de izquierdas, usando la violencia sin límites y persiguiendo a sus militantes sin reparar en fronteras. Tiempos terribles, de detenciones masivas, torturas brutales y desapariciones. El viaje de Félix a Argentina y el “paseo” por las instalaciones de la Escuela Mecánica de la Armada (la tristemente recordada ESMA) ilustran un poco sobre todo lo anterior. Esta reflexión, ya para terminar, también es ilustrativa de lo que fueron aquellos lugares de detención y desaparición que mutilaron tantas familias y buena parte del futuro: “Chacaltana pensó que, al fin y al cabo, todas las ciudades están pobladas de fantasmas. Personas que ya están muertas recorren las calles de Lima o Buenos Aires, dejando pedacitos de su recuerdo colgados de las esquinas, dejando memorias que se van descascarando, como las fachadas, hasta terminar de desaparecer…”.
La novela se lee con interés y tiene una construcción que se entiende sin problemas. Los personajes van apareciendo a lo largo del libro, a veces, sin saber muy bien por qué; finalmente todos van a confluir y a relacionarse; en algunos casos de una manera sorprendente…