Sabía perfectamente quién era Almudena Grandes, desde hace tiempo ya, pero, por alguna razón que no consigo explicarme del todo, he descubierto sus libros hace poco. Una amiga se puso a hablarme de ella y yo asentí algo confusa, dando por hecho que sí, que seguro que había leído algo de Almudena Grandes, y que no debía de acordarme de qué, porque, lo más seguro, no me dejó huella.
Craso error. En mi confusión posterior me puse a indagar y me di cuenta de que, por mis manos, no había pasado ni uno solo de sus libros. Mi amiga me recomendó entonces que empezase con este, Malena es un nombre de tango, y, aunque el título no me atrajese lo más mínimo, decidí hacerle caso. Se lo agradeceré siempre.
Malena, una niña desorientada en una familia en la que parece que no encaja, recibe a los doce años una esmeralda antigua de manos de su abuelo, de la que no deberá hablar con nadie y que, un día, le salvará la vida. A partir de ese momento, Malena, esa niña acomplejada que siente que nunca podrá parecerse a su hermana gemela, la mujer perfecta, empieza a desmarañar una historia familiar llena de secretos, traiciones y desplantes, al tiempo que ella misma irá creciendo y viviendo su propia vida, encontrando aliados, semejantes, allí donde menos lo esperaba.
La trama es compleja, de esas historias que te pasean -porque la sensación que tienes, como lector, es que te arrastran con suavidad- del pasado al futuro, con un poco de presente y vuelta otra vez, que te van desvelando la información en su justa medida, ni mucha ni poca, pero haciéndose entender y sumergiéndote. Te hipnotiza, te engaña y, cuando te quieres dar cuenta, llevas varios días viviendo en esas páginas, sufriendo, llorando y riendo con Malena, hasta que acabas el libro y odias profundamente a la autora por haberte dejado ahí. Y no hablo de final abierto ni nada por el estilo, sino de no querer abandonar ese mundo, aunque no pase nada más decisivo, aunque sólo sea para seguir acompañando a los personajes un poco más.
Un libro increíble. Y esa sensación agradable de que, aunque este se me haya acabado, me quedan muchísimos más de la misma autora por descubrir.
Craso error. En mi confusión posterior me puse a indagar y me di cuenta de que, por mis manos, no había pasado ni uno solo de sus libros. Mi amiga me recomendó entonces que empezase con este, Malena es un nombre de tango, y, aunque el título no me atrajese lo más mínimo, decidí hacerle caso. Se lo agradeceré siempre.
Malena, una niña desorientada en una familia en la que parece que no encaja, recibe a los doce años una esmeralda antigua de manos de su abuelo, de la que no deberá hablar con nadie y que, un día, le salvará la vida. A partir de ese momento, Malena, esa niña acomplejada que siente que nunca podrá parecerse a su hermana gemela, la mujer perfecta, empieza a desmarañar una historia familiar llena de secretos, traiciones y desplantes, al tiempo que ella misma irá creciendo y viviendo su propia vida, encontrando aliados, semejantes, allí donde menos lo esperaba.
La trama es compleja, de esas historias que te pasean -porque la sensación que tienes, como lector, es que te arrastran con suavidad- del pasado al futuro, con un poco de presente y vuelta otra vez, que te van desvelando la información en su justa medida, ni mucha ni poca, pero haciéndose entender y sumergiéndote. Te hipnotiza, te engaña y, cuando te quieres dar cuenta, llevas varios días viviendo en esas páginas, sufriendo, llorando y riendo con Malena, hasta que acabas el libro y odias profundamente a la autora por haberte dejado ahí. Y no hablo de final abierto ni nada por el estilo, sino de no querer abandonar ese mundo, aunque no pase nada más decisivo, aunque sólo sea para seguir acompañando a los personajes un poco más.
Un libro increíble. Y esa sensación agradable de que, aunque este se me haya acabado, me quedan muchísimos más de la misma autora por descubrir.