Nikolái Gógol es el padre de la novela moderna rusa y el artífice de este delicioso relato dónde la ironía y la tragedia se dan la mano, como en toda la obra del autor.
Mientras se lee, vemos que a pesar de estar escrito a finales del siglo XIX, describe personajes y situaciones que bien podrían ser de hoy mismo. En el fondo, la sociedad cambia mucho más despacio de lo que nos creemos.
Akakiy Akakievich es un oscuro funcionario que debe su nombre a la resignación de su madre, al ver las alternativas del calendario. Tiene un trabajo totalmente anodino y rutinario que ha ido conformando su vida y su cerebro de forma que, literalmente, solo vive para él. Es objeto de burla y befa por parte de sus compañeros, pero lo considera parte de su existencia.
El inminente invierno sobre San Petersburgo hará que nuestro protagonista necesite un nuevo abrigo y éste se convertirá en todo un símbolo.
Gógol nos muestra con magistrales pinceladas cargadas de ironía que las expresiones tales como “no sabe con quién está usted hablando”, para reafirmar la posición de los superiores, no son algo nuevo. Igualmente nos describe el oscuro y enrevesado entramado burocrático que parece que los siglos no han logrado clarificar y simplificar, ya que se percibe como algo muy cercano a nosotros hoy en día.
La historia adquiere tintes de tragedia cuando, después de adquirir la prenda deseada, Akakiy la pierde en terribles circunstancias. Aquí el autor nos vuelve a mostrar, a finales del siglo XIX, la conveniencia de utilizar las influencias y la creencia popular de que lo mejor es ir a la cabeza para resolver los propios problemas, ya que la maquinaria del estado se ha revelado como algo realmente lento, cuando no directamente inútil para resolver el día a día de los ciudadanos. ¿De qué nos suenan a nosotros esos conceptos hoy en día?
Gógol logra, en muy pocas palabras, recrear unos personajes, una sociedad y unas circunstancias con una sencillez magistral.
El final de la historia, como no podía ser de otra forma, contiene una moraleja social muy propia de la época, eso sí, vestida de farsa como le gustaba tanto a su autor.
Es un breve relato que se lee en un suspiro y en ese espacio de tiempo, el lector mantiene una sonrisa acompañada de un permanente sentimiento de misericordia hacia su protagonista. Sirva este relato como prólogo para aquellos que no conozcan a este magnífico autor y les anime a adentrarse en el mundo de Nikolái Gógol; un universo plagado de ironía y crítica social a partes iguales.
Publicado por Dolega Martín 
El hombre contra la burocracia... Lo bueno de este tipo de relatos es que uno se siente taaaan identificado... Un besote!!!
ResponderEliminar¡Totalmente!
EliminarLlegamos a la conclusión de que es una maquinaria infernal que pasa de siglo en siglo intacta, jajajajja
Besazo
Tomo nota, tiene buena pinta :)
ResponderEliminarBesos y salud
Es super cortito, merece la pena leerlo porque es poco más que un post.
EliminarBesazo
Pinta bien!! me lo apunto para buscarlo en la biblioteca!!
ResponderEliminarBuscarlo y leerlo se sobreentiende, jejjeje..que no es que tenga de hobby buscar libros en la biblioteca :-)
Eliminarjajajaja Oye, hay aficiones de todo tipo :P
EliminarEs muy cortito y es curioso leerlo, sobre todo teniendo en cuenta que se escrió a finales del siglo XIX y aún hoy es actual.
Besazo
Hace mucho me leí "Almas Muertas" de este mismo autor y pensé que nadie conocería a un autor ruso, por eso me ha hecho ilusión ver tu reseña. Prometo buscar el libro y leerlo.
ResponderEliminarAlmas muertas es una de mis novelas favoritas, pero este pequeño relato que realmente forma parte de "Historias de San Petersburgo" donde también está "La nariz" y otros relatos, creo que es un buen prólogo para que, si te gusta, puedas adentrarte en la obra de Gógol.
EliminarBesazo
No he leído este libro de Gogol, la reseña me ha picado, así que está en mis top 5 de libros por comprar.
ResponderEliminarEs un relato muy cortito, poco más que un post largo y te adentra en la obra del autor. Léelo, creo que te va a gustar.
EliminarBesazo
Hubo una época, hace muchos, muchos años (en esta galaxia, eso sí) en que me dio por los novelistas rusos del XIX. Leí a Tolstoi, a Dostoyevski, a Gorki, a Turguénev, a Chéjov... y todo era un poco triste y deprimente. Hasta que un día me tropecé con Gógol y su maravillosa novela "Almas muertas", y descubrí que uno también podía reírse leyendo a un novelista ruso. Así que buscaré "El capote" que tan bien acabas de reseñar. Mil gracias.
ResponderEliminarLo tomo en cuenta.
ResponderEliminarUn beso.
Me tinca, me tinca, se irá a mi lista de prox. libros por leer antes de que
ResponderEliminarse terminen mis vacaciones jajaja , saludos!
Lo anoto en la lista de próximas adquisiciones. Gracias.
ResponderEliminarHola, dolega.
ResponderEliminarMe parece una reseña estupenda, así que tengo muchas ganas de leerlo.
Un beso, guapa.
Hola, Dolega.
ResponderEliminarYa lo he leído y me parece delicioso. Pobrecito, con la ilusión que tenía él con su capote...
Gracias por la recomendación y enhorabuena, reguapa, por la posición tan estupenda que tienes (merecida, por supuesto) en los 20blogs.
Un abrazo muy gigante.