La vida ha acabado convirtiéndose en una continua sucesión de días de mierda. Despertarme, afeitarme (¿por qué se empeñará la barba en seguir saliendo?), ir al trabajo… esa silla de tortura en la que uno se prostituye por un sueldo para mantener con vida un sistema capitalista, corrupto y podrido; llegar a casa solo, derrotado, y la única compañía que me espera es la misma telebasura noche tras noche. Y dormir solo. Con un torbellino de ira, odio y resignación recorriendo el cuerpo, tensando mandíbulas, apretando puños y erizándome los pelos de los cojones. Un mal cóctel para un descanso aceptable y aun peor para mi salud mental. Y al día siguiente más de lo mismo.
Sí, definitivamente la vida se ha convertido en una mierda. Bueno, en realidad no: la vida siempre ha sido una mierda, solo que ahora es cuando me doy cuenta.
Esta sería la carta de presentación de nuestro protagonista. Un hombre sin motivación ninguna, que se deja arrastrar por la rutina más absoluta en un mal día perpetuo. Carcomido por una resignación fatalista. Una existencia tan amargada como asumida, en la que, paradójicamente, su única distracción, la única nota de color, es un choque con el coche de enfrente en un atasco. Un hecho leve, sin apenas consecuencias para los coches pero que sirve como excusa para volcarse en un intento por destruir moralmente a aquella desagradable y maleducada mujer contra la que se chocó. Dedicación más por aburrimiento que por convencimiento. Aunque cualquier motivo vale para dar rienda suelta al resquemor interno que tanto le atormenta.
Pero en esa espiral de desbocada venganza irracional es donde la vida del protagonista cambia por completo. La mujer objeto de su ira tiene una hermana, una dulce y preciosa adolescente que hará que su vida cimentada en rutina y rencor se tambalee repentinamente. Consciente de lo inoportuno de sus sentimientos tendrá que lidiar consigo mismo entre la incomprensión de su propio amor; extrañamente inocente y entregado; el autocontrol de su deseo carnal, latente y poderoso; y lo inoportuno de la situación. Desear a todos los niveles a una chica que apenas está empezando a abandonar el cuerpo de niña no es adecuado. Pero no es fácil pensar adecuadamente tras un encontronazo con un ángel entre tanto estiércol.
Un libro con un primer tramo jocoso con el que nos identificamos fácilmente (cualquiera de esos días que nos levantamos con el pie izquierdo actuaríamos igual que él). Con un lenguaje soez y directo, sin paliativos. Y una segunda parte que nos invita a la reflexión y que nos deja con el ceño fruncido por la duda, pues cada persona es un mundo y todos obramos según podemos.
Una historia que se me quedó corta, que habría dado más de sí. Pese a ser un tema tan antiguo como el hombre, el enfoque es diferente y le da una vida intensa. La lucha de un hombre contra sí mismo, la razón contra el corazón, neuronas contra vísceras. Al fin y al cabo, por muchos planes que tengamos en la cabeza siempre acabamos improvisando en la vida.
Publicado por Víctor Guerrero
Me ha encantado tu reseña Víctor, gracias por mandarla, de verdad.
ResponderEliminarMe alegra ver además que el libro te ha gustado. Un besazo :)
Hola Víctor, yo quedé dividida con este libro, entre su primera parte, tan hilarante y tan conocida, era como oírse a uno mismo en un día en el que la vida es difícil de soportar, y el estupor de la segunda parte...Igual que tú, también se me quedó corta.
ResponderEliminarque reseña tan chula!! ya veo que el libro ha caído en buenas manos, enhorabuena por tu escrito! un saludo y encantada de verte por aqui!
ResponderEliminarMuchas gracias Cristina. También estoy contento de estar por aquí. Seguiré leyéndoos.
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