Cartero, de Charles Bukowski

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Es verdad que hay libros que te están esperando tranquilos en la estantería. Están ahí, cómodos, apilados entre más libros sin destacar por una portada brillante, o un lomo de letras grandes. Pero ahí están, emitiendo una señal solo audible para aquellos que al pasar por delante de él se sienten atraídos. Creo que algo de eso ha habido entre Cartero y yo. Cuando lo tuve en mis manos el día que me lo regalaron sentí una extraña atracción que solo pude descifrar después haberlo leído.

Cartero de Charles Bukowski (1920-1994) es la primera de las 6 novelas que el escritor norteamericano escribió entre 1971 y 1994. Es la editorial Anagrama la que ha publicado en España toda su obra dentro de la Colección Compactos. Pensad que la primera edición en España se hizo en 1983, y la última en 2013. Pero sabéis, creo que sigue siendo tan actual como hace 40 años cuando se escribió.

Cartero nos presenta a Henry Chinaski, un tipo cualquiera, vulgar, sin ninguna característica sobresaliente. Bebedor, mujeriego, exprimido por su trabajo, que gusta de apostar en los hipódromos, en fin... alguien sin más. Bukowski elige hablar de si mismo y de su propia vida a través de otro. Decide crear un personaje para relatarnos su vida, creo que con la intención de hablar abiertamente de él sin pensar en que realmente lo está haciendo.


Chinaski empieza a trabajar de cartero casi por casualidad, buscando un trabajo que le permitiera satisfacer sus necesidades más básicas: beber, apostar y comer. No tiene vocación de cartero, ni pretende ascender a un puesto de responsabilidad. Sólo trabaja y trabaja. Y eso es lo que nos cuenta, un relato veraz, realista hasta el extremo, de su situación personal.

      Cuando Jonstone me vio al día siguiente a las 5 de la mañana, giró su silla y su cara mostraba el mismo color que su camisa (roja). Pero no dijo nada. No me importaba. Había estado hasta las 2 de la madrugada bebiendo y follando con Betty. Me eché hacía atrás y cerré los ojos.

Cuando empecé con Cartero busqué por Internet y en alguna enciclopedia noticias relacionadas con Bukowski. En alguna de ellas comprobé que su literatura se enmarca dentro de una corriente denominada realismo sucio,y pensé que realmente era acertado. No creo que el autor hiciera una literatura para ser enmarcado dentro de una corriente concreta, pero si pensamos en Cartero como una novela parca en descripciones, casi minimalista, que gusta de ambientes sórdidos y cargados de crudeza, en este sentido, esta novela es un 10.

No hay rastro de moral, los sentimientos se reducen a lo más básico. El sexo aparece como único nexo de unión entre dos personas. Chinaski no quiere una vida más bonita o más de película, se conforma con beber, follar y no trabajar demasiado. No hay rastro de heroísmo en su conducta, sobrevive a pesar de las circunstancias. Ni siquiera la paternidad le conduce a un cambio, solo le anima a alargar su existencia a veces delirante, con la esperanza de estar con su hija.

   - Tiene una polla enorme- dijo Fay-. El otro día estábamos juntos y me preguntó: "¿Te qustaría ser follada con una gran polla?" y yo le dije: "Me gustaría ser follada con amor".
   - Parece ser un hombre de mundo- le dije.

El oficio de cartero es el hilo conductor de la novela, digamos la columna vertebral de un proceso en el que Chinaski experimenta una constante frustración por no hacer algo que realmente le permita vivir sin ser destrozado por la burocracia postal. Por eso dentro de la novela encontramos numerosos fragmentos de documentos oficiales sobre las amonestaciones que tiene dentro de su trabajo. Amonestaciones por ausentarse injustificadamente, o trabajar más despacio que el ritmo impuesto por el reglamento, etc. Y de nuevo sin intención de cambiar el Mundo. Si es amonestado, lejos de reconducir su situación, vuelve errático a cometerlos, sin importar las consecuencias.

    No sé como ocurren las cosas. Tenía que mantener a mi hija, necesitaba algo para beber, pagar el alquiler, zapatos, camisas, todas esas cosas. Como cualquier otro, necesitaba un coche, algo de comer, por no hablar de todos los pequeños detalles intangibles.

Cartero fue el oficio de Bukowski antes de convertirse en escritor. Pues también tiene "cera" para los escritores. No para todos los escritores, si no para aquellos que abusan de la petulancia para darse importancia sin tenerla. Ahí no puedes encontrar a Bukowski, más bien al extremo contrario, donde las palabras ocupan un lugar primordial para ser ordenadas de forma cruda sin intención crear algo bello.

   Había sido un domingo brutal. Habían venido algunos amigos de Fay, se habían instalado en el sofá y habían empezado a cacarear lo grandes escritores que eran, realmente lo mejor de la nación. La única razón de que no fueran publicados era, decían, porque no enseñaban su obra a los editores.

Ese extraño magnetismo que comentaba al principio se debía a que yo también estaba en ese momento desmotivado con mi trabajo. Porque en más de una ocasión me hubiera apetecido ser Chinaski. Me siento atraído por esas personas que son capaces de mandar todo al carajo sin hacer caso de las consecuencias, y volver a empezar de 0, sea donde sea y sea como sea.

Os recomiendo Cartero a todos aquellos ávidos de una literatura veraz y sin ambajes. A los que salgáis de alguna lectura tediosa o cargada de amor y romance y tengáis el azúcar por las nubes. A los curiosos de encontrar nuevos autores desconocidos... En definitiva, a los lectores sin prejuicios.

Espero que os guste

2 comentarios:

  1. Bukowski no es un autor que me entusiasme. recuerdo que hace años leí uno suyo que ahora no recuerdo el nombre, sobre un viejo y lo cierto es que no me pareció nada del otro mundo.
    Creo que es cierto lo que dices. es para lectores sin prejuicios. :D
    Besazo

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  2. Carlos Javier Ruiz Masó3 de enero de 2014 20:29

    Ya sabes, esto de los libros son momentos. Gracias por leerla!

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