Podría argumentar muchas excusas y razones, pero lo mejor, como siempre, es la verdad. Se me ha olvidado.
Estaba convencida que me tocaba mañana.
Una vez aclarado el punto, hablaré sobre la última novela que he leído en estos días de vorágine navideña.
Es una novela deliciosa por su narrativa, pero sobre todo por lo que muestra de manera acertada su creadora.
Me refiero a “La Librería” de Penélope Fitzgerald.
Si alguien que habita un pequeño pueblo del sur de Gran Bretaña, donde no hay ningún entretenimiento, decide hacer uso de su experiencia como trabajadora de una gran librería en Londres y abrir la única tienda de libros del lugar, en un emplazamiento con humedades varias y fantasma incluido, es natural que tenga problemas.
La autora retrata con ironía y humor británico el asfixiante ambiente de los pequeños pueblos de la campiña inglesa. Me consta como se las gastan los parroquianos de estos aparentes idílicos pueblecitos.
Florence Green, su protagonista, tendrá que enfrentarse a los poderes establecidos para sacar adelante su proyecto. Para ello se hace con los servicios de una ayudante muy especial, Christine una niña de diez años, que a pesar de su juventud, sabe perfectamente lo que tiene que hacer en el ambiente en el que se mueve.
La situación se torna aún más difícil, cuando Florence decide poner a la venta la última novela de Vladimir Nabokov “Lolita”.
La autora, describe con una deliciosa ironía no exenta de ácida crítica social, los diversos personajes que se encargan de pretender salvar la moralidad y las buenas costumbres del entorno y las argucias típicamente pueblerinas para el descrédito de la librería y su dueña.
Retrata con inmejorable precisión una sociedad intolerante y aburrida que dedica gran parte de su tiempo a argumentar el por qué las cosas no deben cambiar y a etiquetar de manera automática a todo aquel que osa actuar con libertad, sin considerar el qué dirán y todo ello con un sentido del humor simplemente delicioso.
La claustrofobia del ambiente que retrata es lo que genera la auténtica simpatía y adhesión por el personaje principal y su joven ayudante.
Una lectura refrescante en estos días de reuniones sociales y familiares, donde la tradición intenta, muchas veces, imponerse a la libertad de acción.
Recomendable absolutamente. “La librería” de Penélope Fitzgerald.
Es una novela deliciosa por su narrativa, pero sobre todo por lo que muestra de manera acertada su creadora.
Me refiero a “La Librería” de Penélope Fitzgerald.
Si alguien que habita un pequeño pueblo del sur de Gran Bretaña, donde no hay ningún entretenimiento, decide hacer uso de su experiencia como trabajadora de una gran librería en Londres y abrir la única tienda de libros del lugar, en un emplazamiento con humedades varias y fantasma incluido, es natural que tenga problemas.
La autora retrata con ironía y humor británico el asfixiante ambiente de los pequeños pueblos de la campiña inglesa. Me consta como se las gastan los parroquianos de estos aparentes idílicos pueblecitos.
Florence Green, su protagonista, tendrá que enfrentarse a los poderes establecidos para sacar adelante su proyecto. Para ello se hace con los servicios de una ayudante muy especial, Christine una niña de diez años, que a pesar de su juventud, sabe perfectamente lo que tiene que hacer en el ambiente en el que se mueve.
La situación se torna aún más difícil, cuando Florence decide poner a la venta la última novela de Vladimir Nabokov “Lolita”.
La autora, describe con una deliciosa ironía no exenta de ácida crítica social, los diversos personajes que se encargan de pretender salvar la moralidad y las buenas costumbres del entorno y las argucias típicamente pueblerinas para el descrédito de la librería y su dueña.
Retrata con inmejorable precisión una sociedad intolerante y aburrida que dedica gran parte de su tiempo a argumentar el por qué las cosas no deben cambiar y a etiquetar de manera automática a todo aquel que osa actuar con libertad, sin considerar el qué dirán y todo ello con un sentido del humor simplemente delicioso.
La claustrofobia del ambiente que retrata es lo que genera la auténtica simpatía y adhesión por el personaje principal y su joven ayudante.
Una lectura refrescante en estos días de reuniones sociales y familiares, donde la tradición intenta, muchas veces, imponerse a la libertad de acción.
Recomendable absolutamente. “La librería” de Penélope Fitzgerald.
Me ha encantado el resumen y me ha dado muchas ganas de leerla. Por qué será que la campiña inglesa atrae tanto al lector!!
ResponderSuprimirGracias por la recomendación, Dolega, parece una novela muy entretenida.
ResponderSuprimirMe lo compro ya, soy una lectora empedernida y, con tu reseña, me han entrado unas ganas tremendas de leerlo.
ResponderSuprimirBesos
P.D. Espero que no tenga muchas páginas (ahora es cuando tú dices eso de: "¿y por qué dirá esto esta chalada?" y yo digo: "es que tengo las manos hechas polvo y el que terminé ayer (El Secreto del Nilo, de Antonio Cabanas) tenía casi 900 páginas y no podía con él, jaja").
Más besos
Pues mira, parece que esta novela me va a reconciliar con la lectura, porque mis últimas elecciones fueren terroríficas. Mañana mismo me la compro!
ResponderSuprimirBesazo